Mariana “Jaqui” Ramirez
Miembro de EDIT
La fría y ventosa noche del pasado viernes 10 de mayo llegó con el estreno de Potestad, obra que fue escrita en 1985 por Eduardo Tato Pavlovsky. La caminata por Av. Córdoba cuesta arriba se hace difícil, pero voy con entusiasmo porque estoy rumbo al querido Teatro Payró a ver una obra dirigida por Norman Briski. Quién vuelve a trabajar con este texto dramático que conoce muy bien, pero con otra propuesta estética que causa más impacto.
El escenario está vacío, solo hay un árbol seco del que cuelgan unas hojas de fantasía. El silencio abrumador de la sala da paso a una voz que se acerca sutilmente al escenario. Es el protagonista de la obra, un hombre de bien, vestido con colores claros, impecable de pie a cabeza, pues, está preparado para jugar al golf. Lo acompaña su caddie que lo escucha con atención y lo sigue con la mirada, no se le escapa ningún detalle.
Ese día transita con pura normalidad, el hombre pareciera que quiere perfeccionar su juego, mientras que, relata unos asuntos de su vida de poca importancia, pero poco a poco ese relato se vuelve extraño. La aparente tranquilidad se trasforma en inquietud para el espectador, y el personaje se vuelve dual revelando la perversión de ser un “hombre de bien”. El espacio minimalista se completa con el movimiento del árbol seco antes mencionado, y a medida que avanza el relato este ida y vuelta será la consecuencia de una nueva escena. Este personaje lleno de matices esta magistralmente interpretado por Eduardo Misch, actor que se adueña del escenario con una actuación merecedora de cada uno de los aplausos.
Al finalizar la obra la mirada entre los espectadores es afirmativa, la pieza gusto, e increíblemente la presencia de Pavlovsky estaba en la sala. Con este texto plasmo un hecho terrible que aconteció en la última dictadura militar argentina, solo la idea de pensarlo y planificarlo para una posible representación teatral resultado difícil, pero lo hizo y el resultado al día de hoy es impactante. De esa esencia se sirvió Briski para esta puesta, utilizando recursos escenográficos, en los que se destaca la iluminación y el sonido para despertar la atención del espectador. Diría que son pequeños llamados de atención del director, como si nos dijiera “guarda con lo que se viene”.
En pocas palabras, todo el equipo que forma parte de esta pieza hacen un trabajo excelente y por, sobre todo, le hacen un gran homenaje al Tato. Es una obra imperdible, las funciones son los viernes a las 22hs en el Payró, un teatro que da ganas de elegir al teatro de Buenos Aires. ¡No te la pierdas!!!
Ficha técnica
Dirección: Norman Briski / Elenco: Eduardo Misch y Damián Bolado / Música original: Martín Pavlovsky / Diseño y Realización escenográfica: Guillermo Brethold / Diseño de Iluminación: Briski-Misch / Asistencia de dirección: Iván Domnanovich / Gráfica y diseño audiovisual: Antonio Fernández / Prensa y difusión: Adriana Schottlender.
Teatro Payró: San Martín 766 – CABA / Funciones: viernes 22hs / Entradas por Alternativa y descuentos a estudiantes y jubilados.