La Gaviota
Parece sencillo hacer reír con una obra en donde hay tanta complejidad. Esta versión de La Gaviota rescata mucho la comicidad tal como la concibió Chéjov, al escribirla. Este desafío que tan bien lleva a escena Szuchmacher, nos presenta un montaje que desde que ingresamos a la sala nos alerta sonoramente de una construcción ya que se oyen ruidos de martillazos y golpes, los que nos dan aviso de que algo se gesta. Poco a poco y con la presencia de operarios se termina de apreciar que eso que escuchábamos es la construcción del escenario que servirá para que Konstantín Gavrilovich estrene su tan ansiada obra con la particular actuación de su amada Nina Mijáilovna. La presentación de esta obra es frustrada por la madre del propio Konstantín, Irina Nikoláievna, quien se burla de la obra, menospreciando el trabajo experimental que muestra su hijo. Esto da pie para una serie de enredos, amores y desamores, de celos y “de conflictos románticos y artísticos de un puñado de personajes de distintas generaciones”, tal como el propio Chéjov diría de su propia obra.
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