
Por Jaqui Ramírez
Justo en una semana en la que la frase “El arte es otra forma de respirar” resonaba en mi cabeza, tuve la oportunidad de presenciar “Respirar” en Sala de Máquinas. ¿Qué puede ser tan simple y, a la vez, tan vital como respirar? Esa misma simplicidad es el motor inicial de una historia que, minuto a minuto, se complejiza para desvelar la vida de Pilar Ruiz. La obra comienza como un torbellino, un viaje vertiginoso por sus primeros días, desplegándose en un relato que conmueve y atrapa desde el primer instante.
Como en todo momento de gran tensión, la calma llega, tanto para el público como para la propia Pilar. Una calma medida que da paso a una narración en primera persona, cruda y necesaria. Es su historia, y merece ser contada por ella, y escuchada por nosotros. Mientras Pilar se desenvuelve en escena, uno siente cómo el nudo en la garganta se afloja, como si un bálsamo de hierbas —de esos de la abuela, que uno duda si harán efecto hasta que lo comprueba— suavizara el paladar. Los ojos no pueden apartarse de su performance, conteniendo apenas la lágrima que amenaza con desbordarse. Y en ese mirar y reflexionar, solo puedo pensar en lo difícil que a veces es la vida, y en la fortuna de tener al arte siempre ahí, dispuesto a abrazarnos.
A lo largo de la obra, con los espectadores sintiéndonos de repente como una familia, Pilar nos comparte pasajes de su existencia, incluso los más oscuros y dolorosos que transitó desde muy joven. Son esas experiencias, paradójicamente, las que la condujeron a su pasión por el teatro, un arte que, sin duda, la salvó en más de una ocasión.
En el escenario, ella sola, pero respaldada por un gran equipo que da sentido a ese esfuerzo, se entrega por completo: su voz, su corporalidad, apenas algunos elementos y una escenografía minimalista pero efectiva. Se expone sin pudor, revelando su alma y sus vivencias más íntimas. Es ella, al descubierto, no solo contando su dolor, sino también redescubriéndose y aprendiendo a quererse por completo, hasta a sus propios órganos.
Este biodrama/performance es una rotunda afirmación de que el arte es esencial, tan vital para la vida como la respiración misma. El mensaje final de la obra lo es todo. No lo dudes: reserva tu lugar, anda con tus amigos, con tu familia, y vive esta experiencia que no te va a dejar indiferente.
Ficha técnica-artística:
Dramaturgia: Pilar Ruiz / Performer: Pilar Ruiz / Realización audiovisual: Mariel Méndez y Azul Carrasco / Diseño sonoro y musical: Gastón Poirier. / Diseño de iluminación: Diego Becker / Fotos en estudio: Ana Rodriguez Baños / Fotos en función: Francisco Castro Pizzo / Realización de escenografía: Ariel Vaccaro / Voz en off, lectura astrológica: @linkalcieloastologia / Comunicación y Prensa: Brenda Howlin. / Producción: Poética Resiliencia / Asistencia de dirección: Milagros Vera / Dirección general: Andrés Molina, Pilar Ruiz, Romina Oslé.
Sala de Máquinas: Lavalle 1145. CABA / Funciones: Sábado 20:30hs.