
Entrevista realizada por María Cecilia Parada
Anochecer en La Boca: pan, queso, salamín y una copa de malbec amenizan el encuentro con Pablo Bernaba (PB), quien recibe muy amablemente en su casa a María Cecilia Parada que lo entrevista para Alerta Cultural. (AC)
El Director del Quinteto Negro La Boca (QNLB), nos cuenta que el pasado 30 de mayo lanzaron su último trabajo “Aunque venga la derrota”. Recorrimos la amplísima y reconocida trayectoria de quienes fueron ganadores de varios premios Gardel y se convirtieron en orgullo de ese barrio.
AC: Remontémonos en la historia, ¿cómo iniciaste tu carrera artística? ¿Qué fue lo que hizo que te inclinaras al bandoneón?
PB: Comencé a estudiar música en la adolescencia, me había criado escuchando tangos por mis viejos. De adolescente escuchaba Beatles, Rollings Stones, Led Zeppelín, rock nacional, pop… decidí estudiar y comenzar a hacer música relacionada a eso. Comencé por guitarra eléctrica, continué por teclado y luego piano. Esa fue mi primera formación musical. A partir de ahí formé mi primera banda con un repertorio que pasaba por el rock, pop y algo electrónico.
AC: ¿Estamos hablando de los ´90?
PB: Sí, la primera bandita fue en el año ´92-´93. A partir de ahí fue surgiendo una impronta más arrabalera en la banda, fusionando rock con folklore y tango, por eso tuve la inquietud de incorporar bandoneón. Tenía 22 años y se me ocurrió sumarlo para darle un color extra a esa banda llamada “Pan y agua”, en homenaje a un tango de Cobián y Cadícamo. El fuelle daba color con algunas poquitas notas. Luego tuve la suerte de tener como maestro a Domingo Federico, gran referente del tango, uno de los integrantes de la “Orquesta de las Estrellas de Miguel Caló”, quien fuera un gran compositor en dupla con Homero Expósito de tangos como “Yuyo verde”, “Late un corazón”, “Percal”, “Tristeza de la calle Corrientes”. Tuve ese comienzo con él y luego fluctué con el bandoneón y también con el tango, hasta que llegó un momento que decidí comenzar a estudiar más sistemáticamente al instrumento, a las formaciones de tango y al género en sí.

Pablo Bernaba, director del Quinteto Negro La Boca
AC: En el año 2008 fundás el Quinteto Negro La Boca, ¿verdad?
PB: Así es, fue a pocas cuadras de acá, en la calle Pinzón. En ese momento tres de los que conformamos el grupo vivíamos en La Boca, nos reuníamos acá porque nos encantaba el barrio, veíamos la importancia de La Boca en la historia del tango, sabíamos de estudios que dicen que posiblemente aquí se haya originado, pero observamos que en La Boca no se estaba rescatado el tango actual, el que venía sonando, el del s. XXI. Ese tipo de tango era el que nosotros veníamos agitando, el que nos interesaba mostrar. No queríamos mostrar el for export, o lo “postal”. Con Caminito está todo bien, pero La Boca no es solo esa postal. El tango es algo vivo que se sigue generando, no es solo un corte, un cruce de piernas, esa es una foto del pasado. Buscamos la contracara de esa imagen de Caminito, rescatar al barrio. Por un lado está el tango del pasado simbolizado ahí, pero en el barrio también hay otro tango.
AC: ¿Qué importancia tiene este barrio como identidad? ¿Qué impronta marca para las composiciones y por qué eligieron ese nombre?
La Boca no tenía un registro de remarcar la identidad actual respecto al tango. Consideramos que no solo hay que rescatar las raíces sino también lo actual. La Boca no solo es el inmigrante, en su mayoría europeo de principios del siglo XX, sino también la segunda ola migratoria, el nuevo inmigrante de países latinoamericanos, migrantes internos, muchos estigmatizados “mal vistos”, como si fuesen inmigrantes de segunda categoría. Nosotros rescatamos su impronta reivindicándolos al entender que conforman la nueva escena de La Boca, por lo tanto del tango actual.
A partir de considerar al “tango vivo” en La Boca, construimos otras cosas, entre ellas, la Escuela Popular de Tango de La Boca “Pedro Laurenz”, organización de ciclos, el Festival de Tango de La Boca que se lleva a cabo desde el 2010. El QNLB tiene una misión más allá de lo musical, es una usina de proyectos culturales. Nosotros no cantamos temática sobre el barrio en específico, recién en el último disco sacamos “Almitas del yotivenco”. Nuestras composiciones no pasan por anclarlas solo en este barrio, sino por el rescate de una construcción general con una impronta social vinculando a otros actores. Haber elegido ponernos La Boca en nuestro nombre, sí hizo que tomemos consciencia del peso que eso tenía en todas sus dimensiones: histórico, social y político.
AC: Desglosemos el nombre: La Boca quedó claro pero, ¿por qué quinteto?,¿por qué negro?
PB: “Quinteto” porque éramos cinco y además porque esa era la formación típica de las orquestas, presente en la idiosincrasia del tango. Cuando empezamos teníamos cantores invitados, no había uno fijo, así que también tocábamos tangos instrumentales.
Y “Negro” tiene varias razones: en principio como una reivindicación de la música negra en el tango, por lo general no se rescata la influencia de la música negra y nosotros quisimos hacerlo. En nuestro país, por diferentes razones, la población afro ha sido exterminada a diferencia de Brasil o Uruguay. El tango está impregnado en su origen por esa música: tango, tambores, candombe, milonga, milongón… A su vez por la polisemia de la palabra, la noche, lo dark, lo oscuro. Negro como símbolo, nunca se nos hubiese ocurrido ponernos “blanco” o “rubio”.
AC: ¿Cómo surge el entrecruzamiento del QNLB con otros géneros y estilos? ¿Qué considerás que le aporta al tango actual esos entrecruzamientos?
PB: El tango siempre estuvo en evolución y fue alimentándose de otros estilos musicales permanentemente, nunca existió un solo tango. Escuchás la orquesta de D´Arienzo y no tiene nada que ver con la de Troilo, mucho menos con la de Salgán. Escuchás Piazzolla y es otra cosa totalmente diferente. El universo es verdaderamente muy amplio.
Quienes lo intentan cercar son siempre los mismos: críticos, industria, historiadores… como ocurre en toda rama del arte. Establecer límites es un verdadero problema en el arte y el género marca ese problema en el intento de encasillar. Inclusive hoy las plataformas digitales lo exacerban, subís un tema y el algoritmo te lo cataloga por género. Aparecés en una especie de “bolsa” en la cual solo te van a encontrar aquellos que busquen la palabra “tango”. Todo lo demás es otra cosa. El algoritmo ha venido a segmentar y a fortalecer aún más esas divisiones.
A nosotros siempre nos gustó la fusión, la amalgama, los límites siempre fueron difusos. Después del segundo disco, cuando incorporamos como un juego al rap, o del trabajo con Osvaldo Bayer, empezamos a liberarnos un poco más a un estilo más curioso. Rompimos pruritos y luego lo exacerbamos. Hicimos dos discos de “Cruces Urbanos” que van desde Antonio Ríos, 2 minutos, Víctor Heredia, Duende Garnica… Jugar con otros estilos marcó la identidad del grupo. Consideramos que hacemos música, no nos encasillamos en un género específico. Está presente el bandoneón y yeites tangueros, pero no hacemos tango for export ni nos vestimos de determinada manera, no necesitamos eso. Hacemos música urbana, música ciudadana, si tenemos que definirnos.
AC: Nombraste a Osvaldo Bayer y es interesante saber ¿cómo llegaste a relacionarte con él?
PB: Conocía a Osvaldo por leer sus libros y de haberlo escuchado en alguna conferencia, pero él no me conocía a mí. Me había gustado mucho el libro sobre Severino Di Giovanni y quise hacerle un homenaje, escribir un tango referido a él. Tomé contacto con Osvaldo y le propuse hacer la letra. Ese primigenio tango derivó en milonga a partir de lo que él escribió. Allí comenzamos nuestra relación. “Severino” se estrenó en La Boca en 2010, poco tiempo antes de la organización del Primer Festival de Tango de La Boca en el cual incorporamos charlas sobre tango y anarquismo.
Con Osvaldo comenzamos una relación de amistad, partimos de “Severino” y luego fuimos por la creación de todo un disco. Él se transformó en una especie de padrino del QNLB, junto a Nelly Omar y Leopoldo Federico vinieron a la inauguración de la Escuela de Tango “Pedro Laurenz”. Estuvieron presentes en “El Malevaje”, fue la primera y única vez en reunir a esos tres grandes, todo un lujo.
AC: Hay un fuerte compromiso social en las letras desde lo histórico y lo actual, ¿cómo es el proceso creativo?, ¿cómo se da esa decisión estética?
PB: El tener a Bayer de padrino marcó un poco las directrices del grupo. Si bien teníamos un lineamiento ideológico, una iniciativa, una semilla sembrada, sabíamos que ya no solo nos teníamos que hacer cargo de ser de La Boca sino de algo más. Cuando Víctor Heredia comienza a escribir letras comprometidas, Atahualpa Yupanqui supo decirle “¿y ahora que vas a hacer con esto? Deberás ponerle el cuerpo”. Lo mismo me dijo Víctor Heredia a mí. Así que ponemos el cuerpo por dos cosas: ser de La Boca y ser ahijados de Bayer.
Entendemos que en cuanto a lo estético-político nos abrió muchas puertas pero también nos cerró otras. Y específicamente en cuanto a lo estético, nos permitió liberarnos. El disco “Tangos libertarios” fue muy conceptual. Una obra conceptual es aquella en la cual la idea tiene un peso más fuerte que lo estético. La idea es la obra. Ese fue el punto de inflexión para liberarnos aún más y directamente jugar con la música.
AC: En 2022 debutaste como solista vocal con “Vozaneón”. ¿Qué impulsó que te lanzaras como cantante? ¿Qué desafíos encontraste en este nuevo rol?
PB: Continué rompiendo pruritos, comencé a experimentar en pandemia estando solo. Cuando compongo siempre pienso en el cantor, ahí hay una búsqueda. “Vozaneón” es bandoneón y voz como algo más intimista sin buscar la voz estereotipada del cantor de tango. No compito estilísticamente con otro cantor cuando interpreto, por ejemplo, “Naranjo en flor”, estilísticamente es otra propuesta.
En realidad la búsqueda de otras propuestas es también del QNLB, no buscamos hacer un disco más, sino un disco que no esté, como con los dos “Cruces urbanos”. Mezclar chamamé con tango no existía. Actualmente el concepto de disco está en crisis, casi nadie escucha un disco entero, están las playlists, en las cuales no importa el orden de los temas… los músicos sacan singles, por eso tuvieron que inaugurar una categoría de premiación a ellos. Esto se venía vislumbrando hace años pero se acentuó en la pandemia con las plataformas. Decidimos hacer discos que se fundamenten por sí solos, pueden gustar o no, pero están ahí, tienen una lógica de existir así.
AC: ¿Qué criterio seguís en la elección de repertorio en “Vozaneón”? Se observa diversidad, tanto en reinterpretaciones como temas propios.
PB: La mayoría son tangos tradicionales pero hay algunos temas propios, como “Garzas del Riachuelo”. Elijo obras que me gustan y que pueden ir con mi voz, son aquellas que me dan ganas de cantar y tocar.
AC: Quiero que nos cuentes sobre los premios de Gardel. ¿Qué significó para vos? Claramente sos un orgullo para el barrio.
PB: Tuvimos la primera nominación en 2019 por el disco “Cruces urbanos I” en la categoría mejor álbum orquesta y grupo de tango instrumental en la 21° edición. Fue una gran sorpresa, ganamos un viaje a Mendoza y tomamos contacto con muchos músicos ahí. Posteriormente estuvimos nominados por “Cruces urbanos II” que tampoco ganamos. Ya en la tercera nominación queríamos ganar y lo logramos. Fue muy lindo, porque a partir de las premiaciones a los singles ganamos con “Oda a las huelgas patagónicas”, composición relacionada al trabajo con Bayer, así que fue muy emotivo dedicar el premio a su memoria. Ese tema simbolizaba para nosotros toda una confluencia con distintos actores sociales que nos ven a nosotros como referentes de Osvaldo. Los otros premios vinieron de yapa.
AC: ¿Luego de “Oda a las huelgas patagónicas” cuáles ganaron?
PB: Al año siguiente ganamos por el álbum “Cicatrices”, el single que nos habían premiado el año anterior formaba parte de ese disco. Esta vez ganamos como mejor álbum, en la terna estaban Susana Rinaldi y Osvaldo Piro, no podíamos creer que resultáramos ganadores. También ganamos, en esa oportunidad, mejor canción por “Cicatrices”, obra que forma parte de su álbum homónimo.
AC: Desde tu mirada como gran artista y gestor, ¿qué implicancia creés que tiene la autogestión en el panorama musical actual?
PB: Absolutamente todo. Todo lo que se hace, a no ser que sea música mainstream, es autogestivo. Hay pocas líneas de subsidios, hay un achicamiento de ayudas por lo que pone aún más en valor la autogestión. Las líneas de ayuda por parte del Estado para la música no mainstream es todo.
AC: Los artistas son comunicadores, ¿qué mensaje te gusta que se lleve la gente luego de escucharlos?
PB: El QNLB es compromiso, profundidad, bagaje y rescato cuando ciertas organizaciones nos viene a buscar como en la jornada cultural en homenaje a Kosteky y Santillán o en el caso de Florencia “China” Cuellar, o todo lo que tenga que ver con Bayer. La gente nos relaciona con cuestiones inherentes con un fuerte compromiso social. Nuestro deseo es que no nos encierren en la intrascendencia.
Una vez en el bar “Los laureles”, luego que canté “Que te vomite Dios” (dedicada a la muerte del dictador Videla), un tipo se acercó y me dijo que era la peor canción que había escuchado en su vida, a lo cual le respondí que era todo un halago. El tipo no podía creer que yo le agradeciera, pero tiene que ver con eso, para él no fui intrascendente. En el transcurso de poco tiempo, gané el premio al mejor tema por “Oda a las huelgas patagónicas” y, a su vez, al peor tema en dichos de aquél hombre. El mejor regalo que nos puede dar el público es que no seamos intrascendentes.
AC: ¿Qué nuevos proyectos hay a corto plazo?
PB: Ahora estoy enfocado en el proyecto “Electroarrabal” con Joel Costa. Estéticamente me interesa como algo nuevo que me brinda una energía y forma de trabajo distintos. Es un proyecto de música electrónica, en el cual yo estoy en otro lugar, quien comanda la base y la producción es Joel. Al poder ubicarme desde ese otro lugar, lo disfruto mucho. Es música electrónica con mucho olor a tango y arrabal, a provincianidad, ya que Joel es riojano. Tiene mucho de espontáneo y lúdico que nos permite jugar en vivo. Es muy diferente al QNLB que siempre está renaciendo, y se expandió por fuera del género del tango. Hace muy poco sacamos el último tema “Aunque venga la derrota” con connotación política un poco encubierta. Tenemos la colaboración de Rubén Rada, para un candombe quien mejor que él. Por nuestra historia nos lo debíamos, la impronta de la música afro que tanto nos gusta reivindicar. Además estuvo producido por Mateo Moreno de “No te va a gustar” y con colaboración de “Los Auténticos Decadentes”. Feliz por eso y preparando otro tema que estamos terminando grabar. Ya grabó León Gieco, Miguel Cantilo, Miss Bolivia, Ivonne de la “Delio Valdez”, Willy Bronca junto a nosotros. Estaría saliendo antes de fin de año una nueva versión de “La marcha de la bronca” con video incluido.
AC: ¿Cómo definirías el momento artístico que estamos viviendo actualmente?
PB: Responderé desde la música. Me parece que estamos inmersos en la cultura del entretenimiento. Arte y cultura están marcados por el mainstream y las plataformas. En las plataformas estamos todos, lo mainstream con quienes no lo somos. Eso tiene su parte buena y su parte mala. Alguien de Kazajistán puede escucharnos pero la hipermediatización y lo digital son las grandes estrellas de la actualidad y van matando viejos formatos, como cuando hablaba respecto al disco, también le sucede al cine, a la TV…
Podés componer una obra musical absolutamente relevante y estará junto a las obras creadas con tan solo un fin comercial “en el mismo lodo todos manoseados”. Las plataformas atentan hasta en la grabación contra las producciones, las pasan a otro formato que ocasiona pérdida de calidad en el sonido. Resulta todo muy heterogéneo incluso dentro de los mismos géneros. Y como “el mensaje es el medio”, parafraseando a Mac Luhan, no podemos dejar de lado eso. Se recorta presupuesto, se recortan bits, se recorta memoria…